“Ecología” Mapuche
“Para muchos pueblos, la tierra y la naturaleza en general, poseen una cualidad sagrada que está casi ausente del pensamiento occidental. La tierra es venerada y respetada y su inalienabilidad está reflejada en prácticamente todas las cosmovisiones indígenas. Los pueblos indígenas no consideran a la tierra meramente como un recurso económico. Bajo sus cosmovisiones, la naturaleza es la fuente primaria de la vida que nutre, sostiene y enseña. La naturaleza es, por lo tanto, no sólo una fuente productiva sino el centro del universo, el núcleo de la cultura y el origen de la identidad étnica. En el corazón de este profundo lazo está la percepción de que todas las cosas vivas y no vivas y los mundos social y natural están intrínsecamente ligados” (Toledo, 1990).
La etnoecología ha sido definida como “el estudio interdisciplinario de los sistemas de conocimiento, prácticas, y creencias de los diferentes grupos humanos sobre su ambiente”. En las décadas de los sesenta y setenta, los primeros estudios en etnoecología se centraron en documentar cómo diferentes grupos humanos de América clasificaban elementos de su medioambiente (por ejemplo plantas, animales, etc.).
A mediados de los años ochenta, la revalorización internacional del conocimiento ecológico local generó un creciente interés académico en el tema. El interés se centró en estudiar el conocimiento ecológico local como una posible herramienta en la gestión sostenible de los recursos naturales. En las dos últimas décadas, la etnoecología ha buscado entender y promover el papel de los sistemas locales de conocimiento ecológico en asuntos como la conservación y el desarrollo sustentable.
Entre las varias definiciones y términos que se han propuesto la más conocida es la definición de Berkes (1999) del Conocimiento Ecológico Tradicional como “un cuerpo acumulativo de conocimientos, prácticas y creencias, que evoluciona a través de procesos adaptativos y es comunicado por transmisión cultural durante generaciones, acerca de la relación de los seres vivos, incluidos los seres humanos, de uno con el otro y con su medio ambiente”.
Tenemos entonces, que la Etnoecología concibe tres ejes:
- Cosmos, sistema de creencias o cosmovisiones
- Corpus, repertorio completo de conocimientos o sistemas cognitivos
- Praxis, conjunto de prácticas productivas, usos y manejos de los recursos naturales
Los cuales se compenetran dentro de una cultura.
“Es por esto que se han constatado conflictos protagonizados por grupos locales, indígenas y rurales, en contra de actividades económicas que impactan los recursos naturales que constituyen la base del sustento local. Algunos casos bien documentados son las oposiciones locales a actividades de minería, extracción de petróleo, deforestación o depredación pesquera” (Martínez-Alier, 2002). Sin embargo, también se han documentado casos de explotación no sostenible de los recursos naturales por parte de las poblaciones locales debido a presiones exteriores o al incremento de la densidad poblacional. En este contexto, la etnoecología trata de comprender las relaciones entre la conservación de los recursos naturales, las dinámicas demográficas de los grupos que los usan, las normas de acceso, y los factores contextuales externos.
Nuestra cultura posee esta misma visión, en la cual naturaleza y cultura no son divisibles. La concepción misma del SER MAPUCHE,- en su explicación más básica y simplista- nos dice que somos gente- che- de la tierra – Mapu- (ver breve explicación de nuestra otra interpretación en http://www.historiamapuche.cl/decreto-del-gobierno-de-chile-del-3-de-agosto-de-1817). Dentro de nuestra cosmovisión, existen dos grandes normas que rigen la vida mapuche: Estos son los conceptos de Nor yAz. El Primero entrega las pautas de relación con la naturaleza, la aplicación simultánea del orden de la naturaleza misma y sus componentes. El segundo reconoce y determina el origen biológico y familiar del mapuche, la relación de la familia con su lugar de origen. Un tercer concepto importante que relaciona cultura con naturaleza, es el de Ixofilmongeñ o IcrofilMongen. De acuerdo a su etimología se distinguen tres raíces: Ixo, que indica la totalidad sin exclusión. Fil, que indica la integridad sin fracción, y Mongen, que significa la vida y el mundo viviente:
“En su totalidad, el concepto de IcrofilMogen se refiere al conjunto del mundo viviente, comprendiendo e insistiendo en su unidad. Para nuestras comunidades, este concepto es al mismo tiempo biodiversidad y la biosfera(…) el concepto es también el medio ambiente comprendido en sus dimensiones físicas, sociales y culturales, ya que nosotros los mapuche nos consideramos parte integrante de toda la naturaleza” (Chihuailaf, 1999).
Bajo estos conceptos, nosotros tratamos de vivir en un equilibrio permanente con el medio ambiente que nos rodea. Nosotros pertenecemos a la tierra, que nos entrega lo que necesitamos, pero siendo siempre respetuosos con ella. Existen espíritus cuidadores de todas las cosas en la tierra en la que andamos –el NagMapu-llamados Ngen. Según Ester Grebe, la definición compartida por nosotros de ngen, es la de «espíritus dueños de la naturaleza silvestre, cuya misión es cuidar, proteger, resguardar, controlar y velar por el equilibrio, continuidad, bienestar y preservación de los elementos a su cargo». Así, ngen-trayenkoes el espíritu dueño que cuida el agua de vertiente, en tanto que ngen-mawida es el espíritu dueño que cuida el bosque nativo. Se cree que a cada ngen se le ha confiado un elemento -o combinación de dos o tres elementos- de la naturaleza silvestre, al cual representa e identifica. Cada ngen reside en el interior de dicho elemento y puede aparecer en su entorno inmediato. La presencia de la naturaleza virgen en su lugar de residencia es una condición necesaria para su existencia, destino y acción en la tierra mapuche. Los ngen son seres animados, activos, con caracteres antropomorfos, zoomorfos y fitomorfos, que reciben órdenes de sus dioses creadores. Circunscriben su acción exclusivamente al medio ambiente natural silvestre; y suelen interactuar con los hombres solamente cuando éstos intentan hacer uso del elemento natural a su cargo. En estos casos, el mapuche que accede al dominio de un ngen debe entablar un diálogo respetuoso y afectuoso con él. Primero debe pedir permiso para ingresar a dicho dominio. Para utilizar algún elemento natural cuidado por el ngen, debe justificar por qué necesita de dicho elemento y cuánto piensa extraer para cubrir sus necesidades inmediatas. Una vez obtenida la cantidad justa debe expresar su agradecimiento al ngen.
Es así como cada elemento en la naturaleza posee vida, por lo que debe ser respetado.
Nuestros antiguos tenían un vasto conocimiento del ambiente que los rodeaba, sabían el nombre de árboles, pájaros y animales, y sus distintas propiedades. La medicina mapuche es reflejo del amplio conocimiento en relación a las plantas medicinales o lawen que existen en un territorio determinado.
Los mapuche ocupamos, desde tiempos pasados, distintos nichos ecológicos, como la costa, los valles, las pampas y la cordillera, llegando a establecer una relación de conocimiento y respeto con las distintas zonas. No sólo adquiríamos productos de esas zonas, sino que nos identificamos indisolublemente con ellas. Es así como aparecen los distintos etnónimos que nos caracterizan. Por ejemplo, un pewenche no es sólo una persona que habita en la cordillera. Es una persona que se identifica en su sentido más profundo y metafísico con el Pewén –mal llamada Araucaria araucana-. Para esa persona, el Pewén es más que un árbol; es el árbol dador de vida, la fuente de alimento, es el árbol que se pone en el Rewe para las rogativas.
Existen varios árboles sagrados, y éstos van cambiando según el lugar del que se hable. Tanto elvoyé o canelo según los españoles, como el triwe o laurel y el pewén, son árboles sagrados, que encierran en sí un inmenso poder.
(Rewe Pewenche)
Lo mismo sucede con algunos animales, que poseen cualidades metafísicas más allá de lo evidente. Animales como el Nawel (puma) y el cawellu (caballo), entre muchos otros, tienen una poderosa influencia en la vida mapuche.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario