LA GRAN TRAICIÓN
En 1974, época del “pololeo” de Bachelet y López, éste último era la línea de contacto entre ella y la dirección clandestina del PS que encabezaba en Chile el que fuera diputado, doctor Carlos Lorca.
Un año después, en enero de 1975, Michelle Bachelet fue detenida junto a su madre Ángela Jeria. Fueron llevadas a la tristemente célebre Villa Grimaldi y, mientras a los demás reos, no se les permitía hacer llamar a nadie, se hizo una excepción con Bachelet. Fue una llamada en clave y a un teléfono en que respondió López. Su llamada en “clave” tuvo como fin que López informara a sus compañeros de lo que estaba pasando.
¿No fue conciente Bachelet que los agentes de seguridad tenían el fono intervenido? ¿Por qué ella dio información de los hechos a través de un aparato que le facilitaban los represores militares? ¿No iba a ser capaz de entender que los militares estaban destinados a cifrar todo tipo de claves?
A pesar de que en ese llamado la DINA se armó de información suficiente para investigar a los luchadores del PS en la clandestinidad, Jaime López no tuvo problemas para seguir libre. Incluso llegó a ser nombrado encargado internacional de la cúpula socialista chilena y en ese papel viajó a Alemania donde residía Bachelet y su madre. Se entrevistó con ella.
Alli fue cuando Jaime López manifestó el deseo de no volver a Chile, aunque Michelle Bachelet se lo pedía. Jaime López tenía un miedo atroz, según él a la fuerza y violencia con que actuaba la dictadura, de acuerdo a lo que le habría dicho a Bachelet. Pero ella reinistió en que era necesario. ¿A qué tenía más miedo López: a que la DINA lo volviera a usar como su agente y por ello prefería no volver? ¿Quería abandonar sus viejas traiciones y terminar con ese cuento horrible de delatar compañeros?
Pero Bachelet –en nombre de su amor y del amor a la causa- le “obligó” a volver a Chile. Y allí vino López a seguir contando la historia de sus compañeros a los que mucho le querían: los aparatos de seguridad de la DINA.
En este punto es clave que la actuación de Bachelet: fue irresponsable y llevó al exterminio de una importante generación de jóvenes socialistas.
Primero fueron detenidos Carlos Lorca, Ezequiel Ponce y otros dirigentes. Se salvó Juan Carvajal. Sólo después de la detención de los dos primeros y otros, Jaime López “cayó” en manos de la DINA (diciembre de 1975) y fue llevado a Villa Grimaldi. Se señala que sometido a torturas habría hablado y se habría convertido en colaborador de la DINA. Ya sabemos que eso es falso, que Jaime López no se convirtió en delator en diciembre de 1975…sino que desde hacía años venía operando junto a los sujetos de la inteligencia militar. Y esto fue corroborado por los otros presos de la Villa Grimaldi. Andaba como “Pedro por su casa”. Ni vista vendada ni maniatado. Jaime López era un miembro más de la policía política chilena. Eso explica porqué después del llamado que Bachelet le hiciera desde Villa Grimaldi (que los militares conocieron al dedillo), él no haya sido detenido. A la inteligencia militar le convenía que este hombre estuviera libre el mayor tiempo posible y dentro del país: así podía dar más datos de los otros miembros importantes del PS y de otras direcciones políticas que aún confiaban en él.
Luego de haber “vendido” a la dirección nacional del PS los aparatos de seguridad. Eso ocurrió a fines del mismo mes de diciembre de 1975.
Jaime López siguió funcionando dentro de los aparatos de seguridad de la dictadura y, ordenado por la misma, hizo y envió una carta a Bachelet y a su mamá, a Alemania, donde le insinuó que estaba preso. Según algunos, desde entonces Jaime López está detenido-desaparecido. Una historia falsa. Si Jaime López fue detenido-desaparecido no lo fue en esa fecha, sino mucho después y esto porque ya no servía a los objetivos de la DINA. El hombre ya había vendido a dos direcciones nacionales del PS y a la DINA no le convenía que un traidor siguiera vivo…y ni siquiera que cambiara de identidad. Lo ideal era que el hombre desapareciera. Sin embargo hay quienes especulan que Jaime López Arellano no murió ni fue desaparecido, sino que la DINA logró cambiar su identidad y alejarlo lo suficiente del mundo occidental. Bueno: así se premiaba a un gran traidor, el “gran amor” de Bachelet.
Un año después, en enero de 1975, Michelle Bachelet fue detenida junto a su madre Ángela Jeria. Fueron llevadas a la tristemente célebre Villa Grimaldi y, mientras a los demás reos, no se les permitía hacer llamar a nadie, se hizo una excepción con Bachelet. Fue una llamada en clave y a un teléfono en que respondió López. Su llamada en “clave” tuvo como fin que López informara a sus compañeros de lo que estaba pasando.
¿No fue conciente Bachelet que los agentes de seguridad tenían el fono intervenido? ¿Por qué ella dio información de los hechos a través de un aparato que le facilitaban los represores militares? ¿No iba a ser capaz de entender que los militares estaban destinados a cifrar todo tipo de claves?
A pesar de que en ese llamado la DINA se armó de información suficiente para investigar a los luchadores del PS en la clandestinidad, Jaime López no tuvo problemas para seguir libre. Incluso llegó a ser nombrado encargado internacional de la cúpula socialista chilena y en ese papel viajó a Alemania donde residía Bachelet y su madre. Se entrevistó con ella.
Alli fue cuando Jaime López manifestó el deseo de no volver a Chile, aunque Michelle Bachelet se lo pedía. Jaime López tenía un miedo atroz, según él a la fuerza y violencia con que actuaba la dictadura, de acuerdo a lo que le habría dicho a Bachelet. Pero ella reinistió en que era necesario. ¿A qué tenía más miedo López: a que la DINA lo volviera a usar como su agente y por ello prefería no volver? ¿Quería abandonar sus viejas traiciones y terminar con ese cuento horrible de delatar compañeros?
Pero Bachelet –en nombre de su amor y del amor a la causa- le “obligó” a volver a Chile. Y allí vino López a seguir contando la historia de sus compañeros a los que mucho le querían: los aparatos de seguridad de la DINA.
En este punto es clave que la actuación de Bachelet: fue irresponsable y llevó al exterminio de una importante generación de jóvenes socialistas.
Primero fueron detenidos Carlos Lorca, Ezequiel Ponce y otros dirigentes. Se salvó Juan Carvajal. Sólo después de la detención de los dos primeros y otros, Jaime López “cayó” en manos de la DINA (diciembre de 1975) y fue llevado a Villa Grimaldi. Se señala que sometido a torturas habría hablado y se habría convertido en colaborador de la DINA. Ya sabemos que eso es falso, que Jaime López no se convirtió en delator en diciembre de 1975…sino que desde hacía años venía operando junto a los sujetos de la inteligencia militar. Y esto fue corroborado por los otros presos de la Villa Grimaldi. Andaba como “Pedro por su casa”. Ni vista vendada ni maniatado. Jaime López era un miembro más de la policía política chilena. Eso explica porqué después del llamado que Bachelet le hiciera desde Villa Grimaldi (que los militares conocieron al dedillo), él no haya sido detenido. A la inteligencia militar le convenía que este hombre estuviera libre el mayor tiempo posible y dentro del país: así podía dar más datos de los otros miembros importantes del PS y de otras direcciones políticas que aún confiaban en él.
Luego de haber “vendido” a la dirección nacional del PS los aparatos de seguridad. Eso ocurrió a fines del mismo mes de diciembre de 1975.
Jaime López siguió funcionando dentro de los aparatos de seguridad de la dictadura y, ordenado por la misma, hizo y envió una carta a Bachelet y a su mamá, a Alemania, donde le insinuó que estaba preso. Según algunos, desde entonces Jaime López está detenido-desaparecido. Una historia falsa. Si Jaime López fue detenido-desaparecido no lo fue en esa fecha, sino mucho después y esto porque ya no servía a los objetivos de la DINA. El hombre ya había vendido a dos direcciones nacionales del PS y a la DINA no le convenía que un traidor siguiera vivo…y ni siquiera que cambiara de identidad. Lo ideal era que el hombre desapareciera. Sin embargo hay quienes especulan que Jaime López Arellano no murió ni fue desaparecido, sino que la DINA logró cambiar su identidad y alejarlo lo suficiente del mundo occidental. Bueno: así se premiaba a un gran traidor, el “gran amor” de Bachelet.
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