Franco Parisi o el arte de halagar a los incautos
Publicado el 12 Octubre 2013 ESCRITO POR RAFAEL LUIS GUMUCIO RIVAS
Según Patricio Navia, el populismo es como el colesterol: hay uno bueno y necesario y otro malo, que podría conducir a accidentes vasculares; pensar América Latina sin el populismo, equivaldría a tener un continente sin corazón y sin pasiones. Sin el peronismo de los 50 del siglo pasado, Argentina actual no tendría ninguna explicación histórico-política.
En esta columna trataremos del populismo en la derecha que ha aparecido, en muchas ocasiones, en la derecha, por ejemplo, Carlos Ibáñez del Campo es un personaje muy difícil de clasificar políticamente: su “Nuevo Chile” de 1927-1931 no fue, precisamente, un régimen fascista – ideología muy en boga en esa época – tampoco imitó la dictadura española de Miguel Primo de Rivera, el padre de José Antonio, fundador de la Falange, ni siquiera instauró el corporativismo, ni fundó un partido político ibañista, mas bien su régimen podría calificarse como bonapartista. En su larga vida política, que fluctuó entre el populismo de derecha y de izquierda, en 1927 se impuso como dictador; en 1938 fue apoyado por los “nacis” chilenos - tenían la particularidad de escribirlo con c y no con z - pero se vio obligado a retirar su candidatura a causa de la acusación como instigador de la rebelión de los estudiantes, que terminó en la matanza del Seguro Obrero. En 1943 fue un candidato populista de derecha, apoyado por liberales y conservadores, con la excepción de Arturo Alessandri y de algunos de sus seguidores; en estos comicios Juan Antonio Ríos se impuso sobre Ibáñez por 55,9% contra 44% de su rival. En 1952, apoyado por el Partido Agrario Laborista, de tendencia derechista, y por los socialistas populares de izquierda, elecciones donde arrasó con más de 400.000 sufragios sobre su rival, Arturo Matte Larraín, que obtuvo 265.000 votos.
Durante este mandato populista, que fluctuó entre gabinetes de izquierda y de derecha, fue un verdadero desastre, y su único mérito fue el de no haberse dejado manejar por conspiraciones militares, como la “Línea Recta” y, además, haber derogado la Ley de Defensa de la Democracia – impuesta por Gabriel González Videla, en 1948 – y una nueva ley electoral, que consagró la Cédula única y eliminó el cohecho. Ibáñez, con avanzada enfermedad senil, a los 80 años, se disfrazaba de bombero cuando había inaugurar un cuartel; de carabinero, cuan la ocasión correspondía; de obrero de la construcción en las inauguraciones de un edificio, así, sólo le faltó usar la “sotana” en el Te Deum de fiestas patrias.
Pasaremos de largo a muchos otros personajes populistas – José Santos Salas, (1927), el general Abdón Parra, “el cura de Catapilco”, Antonio Zamorano Herrera, y muchos otros – para centrarnos en Francisco Javier Errázuriz (Fra-Fra), un empresario exitoso y dueño de UNIMARC para ese entonces, que se vanagloriaba el haberse hecho rico por “la crianza de pollitos”, mostrando a los incautos que cualquier persona podría convertirse en un millonario emprendedor – estúpido término chileno para blanquear a los sinvergüenzas empresarios, entre ellos, a los dueños de supermercados -. Fra-Fra prometía terminar con la UF en un solo día – que se mantiene hasta ahora -. Dentro de sus ambiciones políticas, armó el partido Unión de Centro Centro Progresista, en 1990, luego de su derrota en las elecciones de presidente de la república, en que obtuvo un 15% de sufragios, en 1993 logró dos diputados, con el 3,2% - uno de ellos fue su mujer, la original Toyita Ovalle, que se dedicaba a tejer durante las sesiones plenarias en la Cámara, mientras sus colegas debatían sobre las mejoras en sus sueldos - y, en 1997, también dos diputados, con el 2,1%- Otro fue Alejandro García Huidobro, hoy de la UDI, y senador “designado”, que representa la región de O´Higgins-.
Laurence Golborne, podría ser catalogado como un populista fracasado, un personaje tan ridículo, oportunista y de poca ética y menos luces - que se aprovechó de la oportunidad del buen trabajo de ingenieros y técnicos nacionales e internacionales, que con denodados esfuerzos sacaron a los mineros “de las entrañas de tierra” - para presentarse como candidato a la presidencia como candidato de la Alianza, pero a medio camino, saltó el escándalo de CencoSud y de su dinero invertido en los paraísos fiscales de Las Islas Vírgenes, para lanzarlo a la lona, con la consiguiente traición y falta de ética del diputado Patricio Melero y la directiva de este Partido fascista, que ya tenía preparado su reemplazo por Pablo Longueira. Como este personaje tiene poco aprecio por su dignidad y. además, es un “Juan lanas” aceptó, sin titubear, la candidatura por Santiago Oriente. El populismo de derecha presentaba a Golborne como alguien que venía de Maipú, proveniente de una humilde familia de ferreteros, y se convertía en gerente de CencoSud, propiedad del alemán Paulmann.
Ahora, Franco Parisi se suma al populismo de derecha: se presenta como un profesor universitario, un economista que da consejos a los endeudados – que son caso todos los chilenos – a veces, a través del Canal La Red y, como Carlos Ibáñez que se presentaba como el “general de la esperanza”, Franco Parisi pretende ser “el economista del pueblo” quien, a partir de sus “originales” diagnósticos” en que todo “el mundo está forrado”, pretende poner paños de agua tibia a los pobres e incautos, endeudados hasta las canillas. Antes, hacía un espectáculo televisivo junto a su hermano Antonino - desapareció de la faz de la tierra a raíz de un problema con un colegio que regentaba – en el cual trataba de sostener las más peregrinas teorías económicas.
Franco Parisi es como un personaje de la película de Woody Allen, Zelig – pretendía, para caer bien a los demás, disfrazarse de sus interlocutores, en cada ocasión: aparece, por ejemplo, como cantante de jazz en un cabaret de los años 20; otro día, asoma como un miembro del partido nazi, de Hitler; al siguiente, se disfraza de psiquiatra … - es el hombre de las mil caras de la década del los 20, Franco lo es de 2013: dice exactamente las vulgaridades que halagan a los incautos y, sobre todo, desilusionados de los partidos políticos y de las demás instituciones – Parlamento, Ejecutivo, Tribunales de Justicia – ataca a los eternos apitutados y, de paso,, ofrece pega a medio mundo, entre ellos, a los pinochetistas funcionarios del ministerio de Relaciones Exteriores.
Parisi no es ningún aparecido en la política: fue miembro de uno de los grupos Tantauco, votó por Sebastián Piñera en las dos vueltas y ahora se consagró como un populista de derecha, que los periodistas levantan como un fenómeno, sobre la base de una encuesta telefónica – la Ipsos – cuando todos sabemos que casi nadie tiene teléfono fijo y que este tipo de encuestas, a un universo del 1.200 personas, resultan más falsas que Judas. Uno creería que los periodistas en general y, en particular los que apoyan a Parisi, debieran tener más espíritu investigativo y no tragarse el primer sondeo que se muestra a sus ojos, como verdad de fe.
En una crisis de representación política, es muy fácil que surjan personajes como Franco Parisi, que hacen del halago a los incautos una forma de cazar votos.
Rafael Luis Gumucio Rivas
12/10/2013
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