Leandro Torchio, 25 octubre 2013….
Estos años de falsa democracia, la nacida del pacto de gobernabilidad entre sectores de la dictadura y la Concertación, con anuencia del imperio, se ha desarrollado un sistema neoliberal, que no sólo tiene dimensión económica, sino era y es un proyecto global, cultural, ideológico, económico, militar, etc.
A raíz de los problemas de gobernabilidad por las demandas y protestas de los movimientos sociales, el sistema tiene que hacer ajustes, para que las cosas no se salgan de madre. Son ajustes que los grupos económicos y las transnacionales ven como viables, necesarios, pero lo más lento posible.
El proyecto de Bachelet, que es el de la Concertación devenida en Nueva Mayoría con la inclusión del Partido Comunista de Chile, es parte de los ajustes que el sistema debe hacer para asegurar una nueva gobernabilidad de un Chile anti-democrático, pro imperial. Cambios para no cambiar nada.
Es un proyecto pirotécnico, publicitario, sin programa o con consignas que parecen que son las del movimiento social pero con letra chica. Por supuesto nada de cambios económicos estructurales, nada del cambio de código laboral, nada de agenda de respeto al medioambiente, nada de cambios en la propiedad de los medios de comunicación, nada que afecte mucho a la lógica del mercado.
El programa no debe tocar para nada la propiedad de las transnacionales sobre las materias primas, tampoco la propiedad del sistema financiero y nuestra dependencia de la industria militar, cultural y tecnológica imperial. Es decir se debe seguir siendo un país semi-independiente, un país bananero.
Uno se pone colorado al escuchar a la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, en el programa Estado Nacional de TVN, intentar justificar su apoyo a Bachelet, sin que exista compromisos laborales, es tanto que los panelistas de la Concertación debieron ayudarla a explicar lo inexplicable. Tenemos que recordar que el 1 de mayo pasado, el tema central del discurso de Bárbara en la Alameda a nombre de la CUT fue exigir el fin del sistema de AFPs, bueno ahora al parecer tendrán que defender que una AFP estatal es un avance, cosa que rechaza por ejemplo el Centro de Estudios Cenda ligado a la influencia comunista.
Tres serian supuestamente los ejes de la propuesta de la nueva mayoría: cambios institucionales hacia una nueva constitución (que ya no sería mediante una asamblea constituyente), una reforma impositiva y avanzar en un periodo largo a la gratuidad de la educación. Ahora todo esto, sí y solo sí tienen mayoría en el parlamento. Como la propuesta es la vía institucional, ni siquiera esto lo podrán hacer, porque además, como lo han planteado personeros de la misma Concertación también les interesa que la derecha se mantenga fuerte, para poder dialogar y tener una oposición responsable, civilizada. Esto es de beneficio mutuo pues así pueden eternizarla la falsa disputa del duopolio, luego será fácil justificar para la nueva mayoría que los pocos y difusos cambios que propusieron no fueron posibles porque la derecha lo impidió.
El camino viable y realista de cambios es el que propone Marcel Claude, que es una ruptura anti-neoliberal, usando aspectos de la legalidad pero acentuando la movilización y presión social.
Daniel Jadue, alcalde comunista de Recoleta, manifestó en CNN (mayo 2013) refiriéndose a la candidatura de Marcel Claude que “Ellos quieren mantenerse ‘puros’ en el programa que ellos desean hacer sin importar si se puede llevar a cabo o no. La verdad es que nosotros somos un partido también que nos gusta ofrecer una política real, que se pueda llevar a cabo”.
En esta lógica, el camino de la presión social, de ruptura neoliberal, de la política de la calle, la rebelión ante la injusticia no es viable y por tanto uno supone indeseable. En el mismo razonamiento el dirigente comunista dice “El programa de Marcel Claude no tiene vocación de mayoría”, es purista, hay que tener una política real, la de la nueva mayoría.
¿El camino de la nueva mayoría es el viable?, ¿es posible tener una correlación de fuerza en la vía institucional para los cambios? , si se sigue esta lógica, claro, hay que ser moderados, “responsables”, buscar “el consenso de los políticos”, esto supuestamente podría abrir el camino de cambios reales y en nuevo momento, no sabemos cuándo, exista conciencia social al interior de la nueva mayoría para ahí si realmente plantear cambios más de fondo. Me parece que esto sí que es inviable, poco realista, es usar la misma argumentación que la Concertación ofreció en los 90 a lo que los propios comunistas se resistieron, donde el PC acuño la política de la revolución democrática.
¿Qué significa vocación de mayoría?, ¿ya está obsoleto lo que dijo Luis Corvalan, eso de las mayorías activas?
El planteamiento de la candidatura de Marcel Claude, no tiene nada de purismo, apela a un sentido común democrático, que la gente decida sobre los asuntos relevantes del país, decida vía plebiscitos si quiere una asamblea constituyente, que si quiere negociar con Bolivia una salida al mar se pueda decidir consultando al pueblo, es decir empoderar a la ciudadanía, claro esto supone quitarle poder al parlamento y a la burocracia, ¿ser intransigente en estos planteamientos es purismo?. Nótese que no hay nada de sobre ideologización, tampoco se está pidiendo socialismo, comunismo, son aspectos incluso que existen en muchos países capitalistas. Creo que es apelar a un sentido democrático mínimo.
Para que el camino propuesto por Marcel Claude, también por Roxana Miranda, se necesita creación de una fuerza social, popular capaz de impulsar los cambios de fondo, el camino para ser viable debe sobrepasar la legalidad existente, hoy más que ayer, es el momento de los movimientos sociales, el momento de la construcción de una mayoría activa, en ese camino los comunistas serian un gran aporte.
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